Caoticos y ardientes,
hermosos y exhaustivos,
apremiadores y represivos.
Dos grises entes
Espejos de un alma
pura y demente,
áurea e indecente,
inspiradores de calma.
Penetra en mi tormento
dulce e incomodo
y rey, señor me siento
al ver su mirada,
como un rey de todo
un señor de nada.
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